domingo, 11 de octubre de 2009

La Salud Mental, una más de las carencias de la Sanidad española

La única utilidad de las celebraciones del Día de.... es la de traer a la atención pública distintas áreas que provocan sufrimiento a un número notable de personas pero que caen en el olvido general rápidamente. La Salud Mental abarca muchas situaciones y enfermedades de distinto impacto a corto o largo plazo. La patología mental grave y discapacitante (trastornos psicóticos, fóbicos, obsesivo-compulsivo, depresión mayor..) tiene un impacto devastador en las personas que lo sufren y en su entorno familiar. Suele diagnosticarse con relativa facilidad y todos los médicos procuramos que reciban la atención necesaria en el menor tiempo posible, en muchos casos mediante el ingreso hospitalario. Su atención principal, una vez hecho el diagnóstico de sospecha por el médico de familia, corresponde a la red asistencial de Salud Mental por parte de los psiquiatras y psicólogos adscritos. Sin embargo, la patología que abarca a un número muy amplio de la población y que produce un sufrimiento relevante, la podemos enmarcar en el contexto de los trastornos de ansiedad, los trastornos adaptativos y los cuadros depresivos. El abordaje diagnóstico y terapéutico no consiste exclusivamente en prescribir psicofármacos y ansiolíticos, sino en abordar el contexto global, personal, familiar y social del paciente para analizar estos factores y el paciente pueda modificar aspectos de su propia vida que juegan un papel determinante en el problema "médico" que le ha llevado a la consulta. Tras multitud de quejas somáticas de los pacientes, que el médico debe descartar que sean producidas por "patología orgánica oculta", se encuentran los aspectos psicosociales que producen el sufrimiento. Siempre ha sido así, con crisis económica y sin ella.
¿Y cómo puede atender este problema un médico de familia?. Con TIEMPO.
Cada día, en cada consulta, hay gente que necesita ser escuchada, ser comprendida, ser ayudada, establecer una relación terapéutica de empatía, recibir consejos externos para analizar sus circunstancias, en resumen abordar su sufrimiento de una manera amplia y no solamente con una pastilla al día por la mañana y otra por la noche para que duerma farmacológicamente y se olvide de lo que le pasa por unas horas. Es en éstos pacientes, los mayoritarios, dónde no se abordan los problemas de una manera global, donde no se dispone de psicoterapeutas que amplíen el trabajo que pueda realizar un médico de familia con una consulta llena de papeles burocráticos (la pesadilla de la IT, los justificantes de ausencias....) y de un número de pacientes adscritos por encima de la lógica (2.000 adultos -de 14 años en adelante-) por médico.
Hacen bien en protestar los enfermos y sus familias. En los pacientes graves faltan recursos psicosociales para mejorar su integración y desarrollo personal y en la patología más frecuente, encuentran a médicos de familia sobrepasados por su carga de trabajo, atendiendo a un número de pacientes por día excesivo para un país desarrollado que quiere presumir de tener un sistema sanitario de los mejores del mundo. El que todo el mundo tenga a derecho a todo, no quiere decir que lo reciba en las mejores condiciones ni con la mejor calidad. Y eso también puntúa en el ranking de sistemas sanitarios. Pero ahora solo toca invertir en la Gripe A.

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