domingo, 1 de agosto de 2010

Cosas del verano: ¿En qué se parece un rodaballo a una persona?



Hasta hoy, yo creía que la búsqueda de la felicidad era una actividad exclusivamente humana. Soportamos los sinsabores del día a día deseando alcanzar, aunque sea en breves momentos, esos instantes donde nos sentimos felices: una noche de verano con buena compañía, alcanzar objetivos deseados, soñar con un futuro mejor. Todos son imágenes y pensamientos asociados a la felicidad. ¿Y por qué no iba a tener felicidad un rodaballo viviendo en una estupenda piscifactoría gestionada por emprendedores innovadores? Y además, sin tener que tomar antibióticos.
El argumento es claro: Si los rodaballos están felices, están sanos. Por ese motivo no les damos antibióticos ni otros medicamentos.

No es fácil trasladar la "felicidad" de los rodaballos, que será fundamentalmente un agua limpia y una comida "limpia" -¿es que puede ser de otra manera?- a la felicidad humana, pero puede ser que teniendo trabajo, condiciones de vida dignas, no estando sometidos a explotación, siendo respetada su libertad, viendo el futuro con optimismo, el ser humano también se acerca a la felicidad. 
Pero, ¿esto es así?

3 comentarios:

  1. Ojalá y fuésemos tan "sencillos" como los rodaballos.
    Si quieres haz una encuesta ¿qué necesita usted para ser feliz? .... imagínate que se lo das, apuesto lo que te plazca a que cuando se lo das .... no son felices ....

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  2. Supongo que es intrinseco al ser humano la insatisfacción, y probablemente es lo que nos hace crecer y superarnos.
    Lo cierto es que la absoluta paz nos resulta aburrida.

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  3. sabes que tu blog mola cuando un título de entrada podría ser un titular de "el mundo today"

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