domingo, 10 de julio de 2011

El calor según Juan Rulfo: Pedro Páramo


La magnífica novela de Juan Rulfo, Pedro Páramo, está envuelta en una atmósfera onírica y confusa de diálogos y personajes descritos bajo la influencia del calor de los desolados parajes mejicanos. El dominio, la sumisión, el pasado que no se ha ido...

Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de las saponarias. El camino subía y bajaba:  «Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja».

 Después de trastumbar los cerros, bajamos cada vez más. Habíamos dejado el aire caliente allá arriba y nos íbamos hundiendo en el puro calor sin aire. Todo parecía estar como en espera de algo.
-Hace calor aquí -dije.
-Sí, y esto no es nada -me contestó el otro-. Cálmese. Ya lo sentirá más fuerte cuando lleguemos a Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija.


1 comentario:

  1. Muy lindo, el aire siempre caliente ma arriba en la montaña después cuando uno asciende mucho mas obviamente disminuye la temperatura pero a una altura promedio se te puede despegar la piel del calor.

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