jueves, 22 de agosto de 2013

El pozo


El niño estaba sentado, ajeno a los juegos de sus compañeros. De forma reposada, miraba a los tubab que le hablaban en inglés sin entender nada. En su cara se observaba una erosión superficial y una fuerte hemorragia subconjuntival del ojo derecho. Aparentemente nada más. Había caído a un pozo de 20 metros hacía dos días.
El agua subterránea de Gambia es de muy buena calidad. En las consultas no se ven apenas parasitosis ni diarreas graves. Cada pueblo ha perforado sus propios pozos desde hace muchos años. A unos 20-30 metros brota un agua clara y fresca, imprescindible para la vida en una zona muy cálida. Lamentablemente la construcción de los pozos negros para las agua fecales se han realizado en los interiores de las kundas, demasiado cerca de los pozos. 
A través de una simple polea, las mujeres sacan el agua con los recipientes amarillos de plástico repartidos por toda África. Los pozos no están tapados, por lo que el agua de lluvia o cualquier otro objeto puede caer a su interior. El borde del pozo no tiene más de un metro de alto. Es fácil que caiga un niño.
El chaval había sobrevivido sin apenas daño a la caída del pozo. Tuvo que bajar otro niño a rescatarlo. Un adulto es demasiado pesado para subir a los dos con la fuerza de las manos sin que se rompa la cuerda. En el fondo del pozo hay una estructura metálica que aísla el agua de la tierra y la roca. El niño fue rescatado y llevado al Hospital con la ambulancia comunitaria que trajeron desde España. No había sufrido ninguna fractura inexplicablemente.
A pesar de haberle visto en su casa, los familiares llevaron al niño al consultorio al día siguiente. Revisar a un paciente en un entorno sanitario le da doble valor. Lo exploré de forma concienzuda, incluido neurológicamente y el chaval estaba bien. Se encontraba "chocado" por la gravedad de la caída y el susto que debía tener en el cuerpo. Con la traducción intentamos tranquilizarle y decirle que todo había pasado y que se iba a recuperar. Al día siguiente, le vi sonreír en el poblado.
Sin pensarlo dos veces, les comenté lo beneficioso que sería cubrir la entrada al pozo con algún elemento móvil que permitiera cubrirlo y abrirlo cuando fuera necesario. No encontré una respuesta contundente.
Los niños van con sus madres atados a la espalda hasta los dos años. Al llegar a esa edad, los chavales van solos siguiendo a los otros niños de una forma libre. En ningún poblado de Gambia vi un pozo tapado. 


3 comentarios:

  1. Ahí se ve la dificultad para cambiar cualquier costumbre arraigada...Ni aún con los peligros para esos pequeños, los adultos piensan en taparlos, por no hacer el trabajo de tapar y destapar...

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    1. En occidente, desde hace décadas, año tras año aumenta la prevalencia de transtornos alimentarios.......y nadie hace nada , para evitar, que los arquetipos de belleza femeninos correspondan a irreales imágenes de extrema delgadez, normalizada y presentada como paradigma de belleza.....en todas partes cuecen habas

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    2. en occidente, desde hace décadas, año tras año aumenta la incidencia de transtornos alimentarios, sobretodo en niñas y nadie hace nada , para evitar, que el arquetipo de belleza, corresponda a modelos de patológica delgadez, presentados como el normalizado arquetipo de la belleza femenina............en todas partes cuecen habas

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